lunes, 28 de abril de 2008

APRENDER A CONJUGARTE

Aprender a conjugarte en tiempo pasado fue un funeral de flores negras para mi ya desmedrado corazón errante. Aprender a conjugarte en tiempo presente fue una locura para mis inquietas y traviesas emociones galopantes; como cuál historiador va en busca de su pasado. Aprender a conjugarte entiempo futuro, es como que te lleves mi vida en un carruaje llamado conocimiento de perdición y belleza.

Aprender a conjugarte en todos los tiempos gramaticales es quedarme corto de letras e inspiración, no encuentro la manera de conjugarte perfecta, porque hoy te diré un secreto...

eres la conjunción perfecta de mis encantos.

viernes, 18 de abril de 2008

EXTRAÑO

La tecnología me jugó, una vez más, una mala pasada y se perdió en el ciber espacio el original de este precioso texto dedicado solo a ti.

Perdonen si este no sale igual que el primero, en realidad perdonen si sale pésimo pero tendré que forzar mi mente para recordar cada parte de ella, de la tan querida y fantástica, de la tan especial y mujerota, de la tan hermosa y tierna persona que ha sabido estar a mi lado…

Extraño tu indecisión al momento de conocerme, extraño tus metidas de patas y las miles de veces que en ese tiempo me dejabas plantado, extraño mis mil maneras para intentar hacerte cambiar de apariencia, extraño mirarte a las manos y decirte lo hermosas que son, extraño encontrarme contigo bajo un árbol y perderme en tus besos, extraño que me digas que sí puedo tocar tímidamente.

También extraño escribirte cartas mil para conquistarte, extraño caminar miles de miles de veces para acompañarte, extraño pasar por debajo del puente donde todo apesta a orina, extraño que me digas que no me vaya cuando tenía que irme, extraño que me mires a los ojos y no me digas nada porque en realidad no tienes nada que decirme, extraño tus miles de rabietas cuando te daba la contra, extraño tu manera de escribirme todo, extraño tu olor, extraño tus pechos, extraño tu presencia en mi cama matutina, extraño tus cabellos regados en mi almohada, extraño que me cuides cuando estaba enfermo, extraño tu manera de tocar el timbre, extraño distraerme y pedirte perdón, extraño tus ojos, tu boca, tu nariz, tu lengua, tus labios, tu cintura, tus párpados, tu manera pésima de jugar vóley, extraño irme de viaje y verte llorar y sentir algo de malicia porque sabía que me ibas a extrañar.

Extraño contar los días para regresar pronto y vernos, extraño esperarte horas de horas para poder verte solo quince o veinte minutos, extraño que me celes con las personas menos indicadas, extraño las llamadas horarias, extraño tu manera inconfundible de llamarme y estar comiendo o hacer algo, extraño tus millones de maneras de llamar mi atención, extraño engreírte demasiado, extraño ducharme a tu lado, extraño llegar de la mano contigo a la universidad y alardear para que todos dejen de pensar que soy gay, extraño pelearme contigo e ir a buscarte luego de clases para pedirte perdón, extraño tus cartas a montones para decirme que me amas mucho, extraño tu manera graciosísima de contar chistes pésimos, extraño que me dibujes algo, extraño tu manera encantadora que tienes de salir de mi cama y caminar desnuda, extraño tu desnudez, extraño cuando el ángulo de la luz te daba hermoso y te hacía más hermosa que cualquier persona mil veces maquillada, extraño cuando llegaste a la universidad impresionantemente bien vestida, con un súper escote y yo estaba súper erecto, súper carne, súper caliente y súper cariñoso, extraño ponerme a bailar contigo y que te burles de lo mal que bailo frente a ti, extraño que me enseñes a bailar salsa porque lo bailas realmente genial, extraño que vengas a casa a rescatarme cuando tenía miedo de quedarme solo, extraño tu arroz con leche, extraño ir a cine solo una vez al año, extraño ver la manera tan amena que tiene tu tía cuando camina, extraño a montones a tu hermana, extraño las excentricidades de tu tío, extraño que me digas que peleaste con tu madre sin encontrar razón alguna, extraño acompañarte a la casa de tu padre, que por cierto es una fantástica persona, extraño amarte tanto que ahora sé que puede decirte que a pesar del tiempo que ha pasado mi corazón aún te quiere muchísimo y aún te ama demasiado….

Pero extraño mucho más sentir la necesidad imperiosa de siempre estar extrañándote a cada momento porque no encuentro la manera perfecta de decirte adiós, porque sé que jamás diré eso, solo sé que ahora te extraño muchísimo.

martes, 15 de abril de 2008

ME NACE

Me nace decirte cosas lindas, me nace decirte cosas aún más lindas pero me nace más decírtelas al oído. Me nace contemplarte toda, me nace describir cada poro de tu angelical rostro pero me nace más tocarlas con mis manos.

Hoy siento que todo nace, que todo empieza de cero y que muchas de las cosas aquí escritas nacerán desde hoy. Me nace decirte mi nombre para que no lo olvides ni me olvides, me nace escribirte a cada momento porque es lo mejor que sé hacer, me nace mandarte cientos de postales aunque no veas ninguna, me nace invitarte a salir, aunque no aceptes ni entiendas porque te invito, me nace publicarte todo lo que escribo y más lo que siento.

Me nace decirte que seré un guerrero, me nace decirte que lucharé por cada silencio de nosotros, me nace decirte que me ganaré beso a beso cada centímetro de tus labios, me nace plagarte de detalles, me nace repetirte que sólo sé pensarte, me nace despertar y pensarte.

Me nace decir que estas letras son tan tuyas como mías.




Jesús Ramírez Valdivieso

viernes, 11 de abril de 2008

PERDÓN

He llegado al punto de no saber qué palabra decir para describirte, lo que uno realmente puede hacer por amor es increíble y lo que el amor puede hacer por ti es aún más increíble.

Te dije que te extraño, que te quiero, que te necesito porque es cuando más te extraño y aún más cuando te quiero, te he dicho que he aprendido a no decirte nada porque sé que jamás volverás aunque aún me entierre, literalmente, en tu silencio.

Este perdón es la hora de confesar de lo que soy capaz. Perdón por haberte perdido de la manera más tonta, perdón por no dejar nunca que seas feliz, perdón porque te quise más de lo que tú esperabas, perdón por ser tan insistente, perdón por mi terrible curiosidad, perdón por querer ser tu héroe, perdón por tratar de apoyarte en todo, de decirte siempre las cosas, por nunca fallarte, por perderme miles de veces en tu mente, perdón por desearte, perdón por escribirte tanto, perdón por mis ganas de que seas la personas más feliz del planeta, perdón por querer ser parte de tu vida, perdón por ser tan débil, perdón por irme de viaje siempre, perdón por no estar para Navidad y Año Nuevo.

Perdón porque siempre me quedaba dormido en el consultorio del dentista cuando tenías cita con él, perdón por levantarme a las cuatro de la mañana para cocinar e irte a ver, perdón por nunca aprender a vestirme, perdón porque ahora estás mil veces más hermosa que nunca, perdón por colgarte el teléfono miles de veces, perdón por ser tan celoso, perdón porque te descuidé, perdón por ser tan impulsivo, perdón por aferrarme tanto a ti, perdón por no querer que jamás te vayas, ni que te hubieras ido nunca de mi vida, perdón por ser quién soy, perdón porque todo lo mío te pertenece, perdón por desconfiar de ti y que siempre me hayas dado, millones de motivos.

Perdón por querer pasar el mayor tiempo posible contigo, perdón porque al final terminé por aburrirte, perdón porque a veces prefería el vóley antes que a ti, perdón por querer acampar en tu vientre e ir siempre al sur, perdón por querer siempre lo mejor para ti y cuando me di cuenta de eso supe que lo mejor era alejarme de ti, perdón porque nunca me llevé bien con tus tíos, perdón por querer tanto a tu hermanita, perdón por detestar tanto el fútbol, perdón por celarte con tu primo, fue una verdadera estupidez de mi parte, perdón por querer acompañarte a las fiestas que tú nunca querías que acompañe, perdón porque una te avergonzaste de mí delante de tu familia por mi terrible espontaneidad.

Perdón por escribirte todo esto.

RECUERDO

Recuerdo mi primer beso, recuerdo el último; recuerdo la primera vez que le dije a una muchacha para que sea mi enamorada, recuerda la última vez que me dijeron no; recuerdo la primera vez que me preocupé por verme bien y casi ni recuerdo cuando fue la última vez en que quise verme bien; recuerdo mi primer cigarrillo, recuerdo mi primera enamorada, recuerdo mucho más a la última, recuerdo la primera vez que hice gol, claro que lo hice a mi propio arco, recuerdo la primera vez que te dije te amo, recuerdo cuando pedí perdón, recuerdo la primera vez en que me adornaron la cabeza con unos cuernitos muy graciosos, recuerdo la primera vez que salí a una discoteca, recuerdo todo lo que hacía antes de salir y las mil lágrimas falsas que derramaba para salir, recuerdo cuando esa persona se fue, recuerdo cuando llegó, recuerdo que se volvió a ir y no regresó más, recuerdo mi primer veinte en el colegio, recuerdo mis miles de ceros en el colegio también, recuerdo la primera vez que me agarré a golpes con un compañero, recuerdo la primera vez que me pegaron, recuerdo haberle dicho a un amigo.

Recuerdo la vez que mi papá me pegó, recuerdo la última vez que lo vi, fue hace mucho; recuerdo la primera vez que llegué a Lima y recuerdo que me perdí, recuerdo el primer día en la academia, recuerdo más el segundo día porque no entré, recuerdo el primer libro que leí, recuerdo el último, recuerdo la primera vez que me senté aquí y escribí, recuerdo lo que escribí, recuerdo también haberlo perdido, recuerdo la primera vez que un amigo me creó mi correo electrónico, recuerdo cuando aprendí a jugar billar, recuerdo a mi madre y su sonrisa escandalosa, recuerdo cuando mi tío llegaba con copas de más y mi mamá se esmeraba en levantarnos para que nos vaya a comprar algo para nosotros, recuerdo cuando mi casa se llenaba de humo por la chicha de jora, recuerdo haber tumbado una pared, haber cocinado, haber jugado con lodo, recuerdo…

jueves, 10 de abril de 2008

miércoles, 9 de abril de 2008

TE QUIERO

Te quiero cuando no te veo porque te extraño, te quiero cuando te alejas de mí sin saber que has estado cerca, te quiero cuando estás presente porque tu terrible nerviosismo termina traicionándote, te quiero cuando no te quiero porque te necesito, te quiero cuando haces tus muecas o sonríes a medio labio...

Te quiero cuando sales del baño asustada por una llamada telefónica, te quiero cuando suplantas el enamoramiento y haces pasar íntegra tu vida al ser mi esposa, te quiero cuando me mandas al diablo porque luego tus llamadas me dices quererme, te quiero cuando guiñas el ojo sin saber que coqueteaste con otra persona, te quiero cuando caminas porque tu cabello es hermoso hasta cuando dejas de caminar, te quiero cuando me dices que odias que fume, te quiero cuando aprendo a inventar palabras nuevas para describirte, te quiero cuando me dices que me amas, te quiero cuando callas o cuando extrañas, te quiero cuando estás durmiendo, te quiero cuando necesitas de mis abrazos sin saber que mi alma necesita de tus besos, te quiero cuando juegas vóley porque no sabes ni un ápice de qué demonios es eso, te quiero cuando llamabas a media noche para escuchar mis aló a medio sueño, te quiero cuando entregas íntegro tus deseos a mis poemas, te quiero cuando peleas conmigo porque eres súper inteligente para hacerlo, te quiero cuando sales corriendo de mi cama porque te apresura la hora y tu tía, te quiero cuando lloras porque me voy lejos, te quiero cuando recitas una poesía mal recitada, te quiero cuando haces dibujos en alusión a mi persona.

Te quiero cuando te maquillas, te quiero cuando no traes maquillaje, te quiero cuando haces de tus labios una fiesta en los míos, te quiero cuando tus manos cogen las mías y así juntitos los dos, cerquita de Dios será lo que soñamos, te quiero cuando cantas una canción para tu madre, te quiero cuando te digo que la cantes y sientes vergüenza, te quiero cuando llamas para que te dé mi aprobación de algún escrito tuyo, te quiero cuando amanecía y eras la primera persona que iba a buscar, te quiero cuando nos perdíamos porque nunca sabíamos el camino de regreso, te quiero porque dije que serías la mujer ideal de mis sueños, te quiero porque hablamos de matrimonio sin saber que jamás nos casaríamos, te quiero cuando te llamo y estás comiendo, te quiero cuando te llamo y no sabes quién soy, te quiero cuando cocinas tu arroz con leche, terrible, para mí, te quiero cuando veo un brillo en tus ojos angelicales, te quiero cuando dices no quererme nada porque es mentira, te quiero cuando me ayudas a ordenar la casa aunque luego de diez minutos lo haya desordenado todo, te quiero porque te emocionas cuando te escribo algo, te quiero porque no sé en que momento empecé a perderte, te quiero porque a veces faltaba a la universidad por acompañarte en tus problemas existenciales.

Te quiero porque deseo que estés del todo bien, aunque sepa que jamás lo serás del todo bien ni feliz a mi lado, te quiero porque nunca leerás esto, ni el te extraño, te quiero porque anhelo tus recuerdos como parte de mi vida, te quiero porque sabías bailar muchísimo mejor la salsa que yo, te quiero porque amaba tanto tus pechos que terminé dibujándolos en el cielo, te quiero porque ahora no estamos ni estaremos juntos nunca, te quiero porque perdí totalmente el rastro de tu persona, te quiero porque deseas el deseo de ser deseada miles de veces, te quiero porque eres hermosa, te quiero por tus chistosísimos frenillos en tus dientes, te quiero por tu acné disparejo, te quiero porque tienes una espalda bellísima, te quiero porque supiste quererme, al menos solo un día, te quiero porque me has hecho reír a montones, te quiero porque me pusiste sobre nombre, te quiero porque una vez del más puro corazón me mentaste la madre, te quiero porque jamás te dejaste ganar cuando peleábamos, te quiero porque de vez en cuando recibí una bofetada de amor de ti, te quiero porque me auxiliabas cuando no tenía qué comer, te quiero porque hoy en día te quiero mucho más que antes, te quiero porque simplemente dejaste de ser simple, te quiero porque hablaste con mi madre, te quiero porque una vez soltaste todo tu corazón, te quiero porque deseaste que todo me fuera bien, te quiero porque te llevabas pésimo con mis amigas, te quiero porque sentías refugio en mi corazón, te quiero porque solo fuimos a cine una o dos veces, te quiero porque siempre te despedías de mí con una sonrisa y a veces con lágrimas, te quiero porque a pesar de todo fuiste sincera y cruel al mismo tiempo, te quiero porque supe contigo cuánto soy capaz de amar y ahora me muero de miedo, te quiero porque descubriste íntegro mis sueños, te quiero porque me hiciste esperar una respuesta, te quiero porque detesto lo que tú anhelabas tanto, te quiero porque una vez saliste con tu pijama a verme, te quiero porque eres la única persona en el planeta que me hacías llorar siempre, te quiero porque cuando algo me dolía venías a rescatarme, te quiero porque me aguantabas, te quiero porque era yo quién escribía, te quiero porque me dijiste que tuviste un hermoso cumpleaños, te quiero porque te enseñé a nadar, te quiero por tus hombros, te quiero por tu ombligo, te quiero porque tienes mucho mejor carácter que yo, te quiero porque me odiabas cuando me iba de viaje, te quiero porque terminabas pensando en otra persona, te quiero porque esa persona no sé quién era, te quiero porque eres la única persona en mi vida.

Te quiero cuando me escribes cartas, te quiero cuando me mandas mensajes de texto, te quiero cuando me enviaste un saludo por la tele y me sentí famoso, te quiero porque nunca sabrás de mis locuras, te quiero porque aún sigo pagando el anillo de compromiso, te quiero porque en el anillo está tu nombre, te quiero porque tu segundo nombre es mi enlace, te quiero porque me hiciste descubrir mucho de mí, te quiero porque no sé hasta cuando dejaré de amarte, te quiero porque hoy después de muchísimo tiempo sé que aún te amo, te quiero porque dijiste que estaba de viaje, te quiero porque salías a verme jugar, te quiero porque a tu lado me sentí ser humano.

Te quiero porque me dejaste por alguien mejor que yo, te quiero porque jamás supe perder contigo, te quiero porque aún hablo de ti y lloro, te quiero porque me muero de miedo de verte, te quiero porque mi psicólogo sabe más de ti que de mí, te quiero porque me hiciste ir a terapia, te quiero porque a tu lado conocí la pasión, te quiero porque siempre me decías en qué momento me fijé en ti, te quiero porque desde el primer momento que te cruzaste en mi camino me volviste loco, te quiero porque dejaba de ir a jugar por verte, te quiero porque te celaba, te quiero porque me celabas con quién no debías, te quiero porque me peleé con un profesor por ti.

Te quiero cuando perdiste tus documentos, te quiero porque me levantaba a las cuatro de la mañana para ir a verte, te quiero porque siempre me he vestido mal, te quiero por lo hermoso de tus piernas, te quiero porque en ropa de sastre te ves muy sexy, te quiero porque siempre has sido y serás más inteligente que yo, te quiero porque eres la razón de este sentimiento, te quiero porque jamás pasé el examen de tu tía, te quiero porque adoro a tu hermanita menor, te quiero porque cuando nos conocimos salías con otra persona, te quiero porque cuando estábamos solos nunca pensabas en mí, te quiero porque me hiciste regalarte mi vida entera, te quiero porque a tu lado supe quién soy realmente, te quiero porque en Chimbote todo mundo te conoce aunque jamás hayas pisado dicha tierra, te quiero porque tu papá me quería muchísimo, te quiero porque cuando peleábamos nos reíamos de nosotros mismos, te quiero porque un día confundiste los lugares de encontrarnos, te quiero porque te esperaba horas de horas para verte solo quince minutos, te quiero porque pasaba casi todo el día a tu lado, te quiero porque literalmente me comías a besos.

Confieso que te quiero y que te amo, hoy después de mucho. Conversando con una compañera me di cuenta de cuánto aún te amo con todo mi corazón y siempre me pierdo en tus recuerdos, en tus manos, en tu aroma, en tu piel, en tu cuerpo, en tus momentos buenos y malos. Te quiero porque hoy aumenté más formas de decírtelo aunque no sepas que esto existe.

Pero ahora te quiero más porque quiero que leas esto cuando no esté vivo, pero te seguiré queriendo porque hoy me di cuenta de lo que puedo quererte sin estar presente.

MI AMOR, CÓMPRATE

La compulsiva respuesta de tu silencio me invita, terriblemente enamorado, a solicitar anulen tus miles de tarjetas de crédito imaginarias porque no encuentro la clave de una sola.

Cómprate un corazón de oro porque los de plata y los de bronce son para mediocres, cómprate la blusa del año, con el pantalón del año y estrénalo en el mes más frío del año, cómprate el celular del año para gastarme mis propinas en miles de llamadas a toda hora y mensajes de texto con ortografía perfecta, cómprate un diccionario porque tu silencio me tiene enamoradísimo hasta los huesos, cómprate un auto del año porque empiezo a odiar las combis, cómprate un gancho para tu cabello, cómprate el set de maquillaje perfecto para tu perfecto rostro, cómprate unos guantes negros para verte más elegante que nunca, cómprate un pasaje rumbo al norte del país para que me visites de pura sorpresa y también el de regreso por si no me encuentras, cómprate el último CD de U2 mientras que yo pirateo el del GRUPO 5, cómprate los boletos más caros para el mejor concierto de tu vida, mientras que yo voy corriendo a un concierto gratuito.

Cómprate los llanos más hermosos para colgarlos en tu balcón, cómprate ropa interior Victoria Secret´s, cómprate una piscina para los días más calientes del año, cómprate un ropero inmenso donde guardar tus mejores abrigos, cómprate la computadora más cara para poder conversar vía Internet e intercambiar archivos, aunque no tengas ni la más mínima idea de lo que esté diciendo, cómprate un pasaje gratis al país de mis encantos porque ahí habitas en tu paraíso llamado silencio, cómprate sentimientos porque mi mejor palabra es decirte lo mucho que te quiero, cómprate las letras de las miles de canciones que te he dedicado, cómprate un reloj porque detesto cargar uno en mi muñeca, cómprate la casa más hermosa, con los perros más hermosos, con el chofer más guapo y la mucama más guapa, cómprate la tienda más cara para tus caprichos, cómprate una fábrica de chocolates, cómprate una heladería, cómprate la empresa de cerveza más fina, cómprate a tu artista favorito, cómprate la razón, cómprate la cordura, cómprate la calle del olvido para las peleas, cómprate la paciencia, cómprate el libro de Harry Potter autografiado por el mismito Harry Potter, cómprate tu DVD de tu universidad, cómprate una revista para cuidar a tu adorada jirafa de peluche, cómprate el no estar durmiendo cuando te llamo a tu casa, cómprate las palabras perfectas para el momento perfecto, cómprale el boleto de regreso a tu mamá a Argentina, cómprale el silencio a los demás, cómprate el bolso más caro aunque nunca lo uses, cómprate el sillón más perfecto aunque no tengas donde ponerlo, cómprate el mejor momento de tu vida, cómprate unos kilos menos, cómprate unos kilos demás, cómprate el mejor guía turístico aunque nunca salgas de tu casa, cómprate el mejor escritorio de la madera más fina, aunque luego escribas sobre la mesa donde terminaste de almorzar, cómprate todos los peluches del mundo aunque sufras de una alergia terrible a la lana, cómprate todas la frutas del mundo, cómprate todos los empleados de E WONG porque siempre te ayuden en lo más fácil del mundo, cómprate el súper mercado favorito porque siempre prefieres Gamarra Shoping Center, cómprate las blusas más escotadas para que juegues traviesa con mi mirada, cómprate las gafas negras para verte más artista que nunca, cómprate el plan para bajar de peso, especialmente en el verano porque el invierno la pasamos más juntos que nunca, cómprate las mejores amigas del mundo aunque después nos quedemos conversando los dos cuando todos se hayan ido, cómprate el mejor chef del mundo para que emita programas desde tu cocina, cómprate la mejor licorería para tus traguitos con sombrilla, cómprate el mejor bailarín porque tus pasos de baile son tan pésimos como tu manera de decir que me quieres, cómprate mi silencio porque te repito miles de veces lo mucho que te quiero, cómprate mis sábanas para que salgas corriendo con ellas porque se te hizo tarde, cómprate mi paciencia para silbar día a día tu regreso, cómprate mis zapatos para que digas que estuviste en ellos o que pensaste en mí, cómprate mi correo electrónico aunque prefieras usar la carta escrita a mano, cómprate las fechas de cumpleaños de toda la gentita nice de tu vida, cómprate los mejores regalos aunque luego seas tú misma quién se regale a sí misma, cómprate cada parte de mis labios para que lo cargues al costado de tu llavero Jhon Holden que sacaste de mi pantalón, cómprate la mejor cuna, el mejor babero, la mejor niñera aunque falte el niño.

Cómprate todo eso y más, porque la vida es ahora. Cómprate mis letras y mis ganas de morir en tu pecho, cómprate todos los amaneceres a tu lado y los atardeceres bebiendo café, cómprate mi ned y mi balón de vóley, cómprate mis llamadas telefónicas larga distancia, cómprate mi tecnología.

Cómprate mi aliento de vida, mis sentimientos, mi sacrificio, mis caminatas a tu lado, mi pasión por el mar, cómprate mi tatuaje aunque jamás me lo haga, cómprate mis zapatillas deportivas que me hacen sentir más guapo, cómprate mi gel importado porque así me siento más varonil, cómprate mis pañuelos, mis lágrimas, mis rabias, mis fobias, mis temores, mis valentías, cómprate mis aventuras, cómprate el recuerdo de las miles de veces que me han asaltado, de las veces que me robaron todo celular que siempre llevé conmigo, cómprate mi mejor manera de conjugar el verbo amar, cómprate mi pasado, mi presente y mi futuro, cómprate mis diarios, cómprate mi manera de conquistarte, cómprate mi perro, cómprate mis dibujos animados, cómprate mis besos a medio labio cuando recién nos conocimos, cómprate el irte e buscar para que me des el sí, cómprate los miles de no sé que me hacían pensar que estabas demasiado loca, cómprate las horas de horas que te esperé en nuestra primera cita al cine que jamás llegaste, cómprate todos mis pensamientos, cómprate todos los correos electrónicos que te he mandado y que siempre no terminas de leer uno porque escribo mucho, cómprate tu pase a la playa, cómprate mis manzanas con dulce que tanto me encantan, cómprate mis fuegos artificiales, que son mi favorito, cómprate el Chavo del Ocho, a Mario Moreno Cantinflas, cómprate mis noches en que me pasé leyéndote a Bryce Echenique para que sepas la razón de mi sentido del humor, cómprate mi ironía, mi chatarra, mi desorden, mi sudor, mi piel, mis manos, mis cejas, cómprate mi recorrido a Chimbote para terminar siempre con varios kilos de más y el cabello más largo, cómprate mi despertador porque yo los detesto, cómprate mi silencio porque a veces es bueno quedarse callado, cómprate mi tratamiento con el psicólogo, cómprate mi loca manera de describirte y soñarte.

Cómprate mi esencia y mis versos, cómprate a Jesús porque es quién te ama en la tienda de vestidos de mujeres.

AQUEL VIEJO ÁRBOL

Había empezado a mirarte de espaldas, a decirte que tengo ojitos en la nuca, pues en la nuca nunca tuve más que andares de cabellos y una que otra rascada producto de algún malévolo piojo infernal, apodado, contra almirante piojo.

La manera más extraña de comenzar una historia y la más irrisoria. Eran, casi, las doce de la noche, estaba cayendo del pesado sueño y cansancio del día. Sonó el teléfono, imaginé trágicamente la lluvia, todo a blanco y negro. Una voz ronca, la más ronca del mundo me abordó diciéndome: “hoy tomaste café conmigo, hoy te sentaste a mi lado y pediste un cigarrillo, para con tu aliento dibujara acordeones de humo, bocanada tras bocanada. Hoy pediste, al camarero, que te traiga las más trágicas noticias, hoy cruzaste un pie tras otro, descansando uno del otro”. Luego, un sonido perpetuo me despertó de aquél remenber que me había traído, tu voz ronca, más ronca que nunca. Me senté al filo de mi cama, procurando no arruinar nada de los recuerdos intactos de tu voz ronca más ronca que todo el mundo. Quise ponerme de pie, pero el teléfono me volvió a exaltar con su típico sonido. Eras tú, otra vez. “Te espero en aquel árbol, perdido de hojas y de niños que juegan alrededor de él. Por favor llega tarde, para saber que eres tú”. Colgué abruptamente, me tomé el rostro tratando de encontrar en mis labios, aquel vago recuerdo del sabor de los tuyos. Casaca en mano, bufanda en el cuello, dejé atrás la casa, cuál en algún momento fue nuestro más cercano lugar a un edén de cemento. Llegué a aquel viejo árbol, plagado de recuerdos y de ausencias. “Malditasea. Me dije a mi mismo. Que mi terrible cerebro jamás experimenta el llevar el tiempo. Llegué temprano”. Por miedo a que no llegaras traté de encontrar algún arbusto, vetusto, para poder refugiar mí magullado cuerpo de los años. La única sombra disponible, la daba aquel viejo árbol. “No te muevas más. Sabía que llegarías a tiempo, por favor no voltees, reconoces mi voz, ronca más ronca que todo el mundo, la reconoces a kilómetros de recuerdos”. Atiné a no voltear, atiné a solo escuchar para recordar aquellos momentos que pasamos en un lugar llamado. Aquel viejo árbol.

Nos daba la tarde, sentados mirándonos el uno al otro, nos tomábamos de la mano para darnos más abrigo. Era un invierno infernal. Habíamos terminado de encadenarnos desnudos el cuerpo del uno al cuerpo del otro. Nos habíamos olvidado de lo cansados que estaban nuestras ansias y de lo derrotado que encontrábamos hacer chistes acerca de nosotros. Te levantaste de la cama, dejaste ver tu espalda desnuda, cuál callejón que recorre hasta la el final de la pradera. No volteaste a mirarme, te sentaste, la luz dibujaba la sombra de tu cabellera azabache crespo, desnuda, cuerpona. Te peinabas, movías tan maravillosamente tu cabeza de un lado al otro. Movías la muñeca de tu mano. Emanabas tanto placer que verte desnuda era una bendición. Me levanté, te cubrí con mi camisa azul, mi favorita camisa azul, aquella de azul cielo, comprado al por menor en algún sitio donde una jovencita, quien puso de manifiesto todos sus recursos para vendermelo. Los recursos y la señorita terminaron por convencerme. Me diste un beso en cada mano. Me diste otro beso en los labios, sentí tu aliento a mujer y tu fragancia a fragmentos de amor y deseo. “No escapes, no escapes de aquello llamado, nido de amor, rotundamente, nido y no rotundamente amor. No escapes de tus acentos, de tus ojos, no escapes de tus placeres y de tus pechos aventureros, víctimas de la gravedad. No escapes de mis brazos de acero, con armadura de rosas. No escapes del vapor que me provoca hacerte mía. No escapes de mí, porque siempre me llevarías contigo”. Ni bien terminé de decir todo esto, te paraste para darme el beso con sabor a pasión, más beso que pasión y más pasión que beso. Traduje tu lenguaje corporal. Caminé a la cocina, preparé dos cafés. Nos sentamos a mirarnos el uno al otro a llenarnos de mimos y caricias mustias, más mustias que caricias carajo.

Luego te atrapó el tiempo, te vestiste rápido y lento, en cada prenda puesta era cada centímetro de tu alma descubierta. Partiste con prisas a clases. Me quedé a escribir todo lo ocurrido, el tiempo pasó rápido. Ya había llegado la noche a tocarme la puerta y entrar sin avisar. Junto con ellos llegaste tú, con un andar lento, con un andar pesado. Supe que algo te había pasado. “No suelo predecir el futuro porque me resulta terrible, pero sí hay algo que te está pasando y pesando, tobe or no tobe”. “Cuando llegué a clases, todos mi miraban, pensé que de tanto irradiar belleza se notaba demasiado o que llevaba puesta tu ropa por un encantador error provocado. Pero me equivoqué, no tenía nada tuyo más que el olor a tu cuerpo, fragancia varonil sin perfume. Todos mi miraban y con cada par de ojos culpaban mi culpa desconocida. Me di cuenta que algo había pasado. Alguien me contó que mi madre había llegado a preguntar por mí. Exagerada, bellísima y encantada, más enojadísima que bellísima. Más exagera que Martín Romaña, más despistada que Carlitos Alegre. Quise ubicarla y también quise pederla de mis recuerdos porque quitaban los tuyos”. Luego me dijo que su madre le había prohibido prohibirle pensar en mí, le había prohibido vivir, porque sin mi aliento no respiraba. “Pero como pudiste escaparte y estar aquí ahora contándomelo todo y todo”. Me dijo que no había escapado por su voluntad, sino que había tirado los libros al aire, el mandato de madre al diablo, y haber dado vuelta a su cintura, tremendamente endemoniada y perfecta, e irse corriendo, cuál víctima del viento y de la desesperación. “Tus padres deben de estar buscándote y seguro no tardan en llegar. Será mejor salir de aquí lo más antes posible”. Me abrazaste más fuerte que nunca, rompiste mis hombros en llanto. Sentía cada lágrima tuya caer y hasta escuchaba como rodaba por tus rosadas mejillas. Te tomé del rostro, y me enrumbé en un río de lágrimas para desnudarte la mente aparejo del cuerpo.

Estábamos caminando, luego de haber dejado atrás nuestro nidito de amor, más amor que nidito. Me tomabas fuerte de la mano, en cada esquina te asegurabas de que no me faltase ningún beso, ningún cariño, ninguna tocadita por aquí y por allá, “más abajito, más suavecito”. Entramos a tomar café. Pediste cigarrillos, con solo alzar la mano. Era un placer verte fumar, verte temblar. “Quiero casarme contigo”. Escuché de tu garganta pronunciar. Un terrible terremoto en mi estómago sentí de pronto. Me quedé callado por unos instantes. “Te acabo de decir, que quiero casarme contigo”. Me paré de la mesa y salí a fumar. Me seguiste cuál fiel servatillo sigue a su madre. “Te repito una vez más, quiero que te cases conmigo, quiero que solo la muerte nos separe, quiero abrir los ojos por la mañana y verte dormir, quiero dormirme siempre en tu pecho”. Te tomé de la mano, te besé los labios, te dije que yo no quería casarme contigo, porque no era necesario hacerlo para decirte que quiero pasar el resto de mi vida contigo. “Quiero enseñarles a mis padres, que tengo la capacidad de amar y darlo todo”. “Entonces, quédate conmigo y no te separes de mí, ni un instante más, amor”.

Las primeras luces nos avisaron que estaba por amanecer, escondidos de tus padres regresamos a nuestro, amor nido, con tu voz más ronca que ronca y que todo el mundo ronca. Nos tendimos en la cama para dormirnos de placer y lujuria. Perdí las ocasiones y el tiempo se nos esfumó de cada uno. Nos dió la tarde. Y el sonido de la puerta nos pegó un brinco casi olímpico, acreedor a una medalla de amor y de oro. “Mariela, abre la puerta…sé que estás ahí, sé que estás con ese bueno para nada. Abre la puerta o la tumbo a golpes”. Abriste la puerta con una respiración casi heróica, a premio de eso recibiste una bofetada que cambió, instantáneamente el color de tus rosadas mejillas. Como Quijote sin Sancho Panza y con el alma de Saavedra, di un brinco de un Tigre, como si fuera a cazar su presa. La presa era tu padre y no quería comérmelo, sino molerlo a golpes. No llegué ni a la mitad de mi destino cuando sentí estrellarse tamaño puño en mi ya aguileña nariz. Caí derrotado y sentí que tu madre entró a contarme el reglamentario: “dos, tres, cuatro…ocho, nueve y diez. Fuera”. Pude, de manera inconmensurable, abrir un ojo y darme cuenta que tu padre te llevaba, cuál rescate de una víctima de un incendio, llamado amor.

Pasaron dos días. Llamada tras llamada no sabía nada de ti. Al tercer día de no verte, hidalgamente fui a tu casa, a prenderme, esta vez con más astucia y menos torpeza, a golpes si era necesario con tu Tyson Padre. Me atendió alguien vestido de pingüino con cara de monje. Pregunté por ti. No tenía razón de la razón. Sentí, en ese preciso instante que algo me estaba levantado y empecé a volar por los aires y fui a darme de bruces con tu césped chino, con tu césped de miles de soles. Mi pobre frente experimentó lo esponjoso de tu césped. “No te quiero ver por aquí”. Escuché de la voz más ronca que ronca que todo el mundo y seguro él cuando duerme ronca,era tu padre. Y así el tiempo fue pasando.

Inventé las mil y un maneras de poder verte. Las mil y un estrelladas con tu césped, tu pared, tu vereda. Incluso en la enfermería sabían que cada cierto tiempo una traviesa herida, según yo hecha jugando, se abría cada cierto tiempo y necesitaba ciertos puntos. Derrotado de guerra y batalla, me incliné ante tu señor padre y dejé ganar su batalla después de largos diez meses de buscarte y estrellarme. Sentado en un café, te recordaba. Hoy te veo bajo aquel árbol desnudo hablándome.

“Recordaste todo, recordaste las miles lágrimas que derramaba al no verte”. Rompí el hechizo y voltee a verte. Vestías una blusa celeste, color cielo, llevabas mucho maquillaje, tenías unos jeans gastado de gastar, tenías las uñas pintadas, divisé en un peculiar dedo llamado anular, un aro del color más dorado que el sol. “Me casé sin saberlo, tuve Luna de Miel, sin ser dulce. Desperté enterrada en mi dolor y no en su pecho, pinté su nombre con el dolor de mi olvido. Hice el amor con el olorde tu cuerpo”. Le dije que al momento de escuchar su voz por el teléfono sentí que la vida había regresado, pero sentí que el destino me puso una grieta del tamaño desconocido de la memoria. “Sabía que te ibas a casar. Un día antes tu padre vino a buscarme para decírmelo todo. Me contó que siempre te oía llorar de noche, de día y de tarde. Me dijo también que a pesar de todo se dió cuenta que lo nuestro era amor, pero que no podía permitir que te casaras conmigo. Me contó de tu viaje a un tierra llamada aquel viejo árbol, ahí mismo sería tu Luna de Miel”. Me recriminó cada palabra a bofetadas, cada lágrima mía era una bofetada y un beso para calmar el dolor. En la misma mejilla de la bofetada se acurrucaba un tierno beso. “Sabías todo eso y por qué no me detuviste, por qué no hiciste algo para impedirlo, donde quedaron aquellas tardes donde éramos uno solo”. La miré con los ojos inundados de dolor. “Sí te detuve, todos los días desde hace cuatro años te detengo, todos los días me he venido a sentar a este viejo árbol a recoger mis lágrimas, todos los días incansablemente tomo el café y me siento en el mismo sitio de siempre y siempre pido dos cafés. Y hoy te diste cuenta que te detengo todo los días”

Luego de aquel encuentro, ambos amantes, encadenaron sus almas al placer de verse desnudos día a día. Fuera del abismo llamado padre y con mancha insignificante en la prenda de sus vidas llamado destino


Jesús Ramírez Valdivieso
Aquel viejo árbol

INFIDELIDAD

¿Que tan infiel puedes llegar a ser? O mejor dicho. ¿Cuántas veces has sido infiel?, seguro que me dirás que nunca, o tú, me dirás que jamás, que solo los chicos son capaces de eso y nada más.

Lo cierto es que al menos una vez, en el sueño más erótico de tu vida, has sacado los pies del plato, como me dijeron una vez...

De ahí que todo esto se resume en las miles, mejor dicho millones de veces, en que uno puede inventar, moldear, redondear las mentiras o excusas. Uno siempre suele empezar de esta manera.

“Le vas a creer a los demás antes que a mí”, es cierto ese es el recurso más próximo para aquellos que te vieron con una y luego con otra. De esto uno se escuda en su palabra, en el peso que tiene como pareja, en el tiempo que llevan juntos, en todo lo bueno y malo que ha pasado; pero de ahí al hecho en sí es que te esmeras por decirlo de la manera más convincente para que termines de creértelo tú mismo y así hacerle creer a ella o él que es cierto. Lo cierto es que tu estoica manera de confesarlo termina por darte el beneficio del amor y no tanto de la duda. Al final terminan creyéndote todo.

“Lo siento mucho, fue… producto de mi torpeza, lo siento, por favor, soy un ser humano, cometo errores, dame otra oportunidad y prometo que todo será diferente”, este argumento, basado en que eres un simple mortal te dice que te equivocaste, que no la supiste hacer y que por ende, te descubrieron. Tal vez dejaste la carta de la otra persona en un lugar que lo vieron, tal vez la llamada que te puso nervioso o nerviosa, tal vez fue el mensaje de texto, el correo electrónico, una salida mal programada y todo se vino abajo, tu plan carnal terminó de ser muy tonto. Al mismo tiempo no te queda más remedio que demostrar tus dotes de cariño jamás demostrados, tus dotes de galán. En ese periodo de perdón sacas lo mejor de ti, te preocupas como jamás lo hiciste y jamás lo harás, te importa más de lo que tú crees, te desvives por cumplir uno a uno sus miles de caprichos, aceptas cosas que jamás aceptarías en otra situación, pides mil veces perdón en el momento más adecuado, según tú. Lo cierto es que una vez más, si la persona a tu lado te quiere tanto te perdona.

Y, ¿qué pasa cuando te descubren in fraganti? O mejor dicho con las manos, literalmente, en la masa. No solo las manos, sino los labios, el cuerpo y todo lo que tu deseo puede dar. En ese momento surge algo bien complicado, existen varios segundos donde escuchas tu corazón latir muy rápido, sientes un helado frío que recorre tu espalda, se acaba la magia de la pasión y se apodera de ti el nerviosismo de tu primera vez. Pasa otro segundo y no sabes qué hacer, si quedarte con la persona que tienes debajo de ti o ir corriendo por la que te está observando con cara de asombro descomunal, con asco y repudio, con ganas de tirarse encima tuyo e infringirte el mayor daño posible para compensar su terrible sentimiento de pérdida.

Cuando descubren que lo tenías oculto por años, por tiempo, por décadas. En ese instante sientes que todo se derrumba, que no hay ni habrá remodelación que valga para que todo se solucione, la imagen del hombre o mujer perfecta se desmoronan como naipes. Seguro que descubren una mentira, encuentran un cabello de mujer, llegas oliendo a perfume de varón, llegas cansado de estar aún más cansado y así se va hilvanando las mentiras hasta producir un castillo de dudas y penas.

También está la infidelidad por basto conocimiento o para aquellos que no quieren ver nada de lo que pasa frente a sus ojos. Cuando uno se enamora, casi por arte de magia se vuelve ciego. No ve lo que los demás ven porque uno cree, ciegamente, en lo que dice la otra persona. También los y las hay de los que dicen no sentirse bien contigo. Claro que lo dicen después de mucho y te dicen que necesitan tiempo para pensarlo todo, aunque en realidad no tienen nada que pensar porque lo que hacen es estar con otra persona. Esto pasa cuando uno descuida mucho su relación.

También pasa cuando estás inconciente. Es decir, tienes mil litros de alcohol en tu cuerpo en vez de sangre. Te derrota el cansancio, te derrotan las hormonas y terminas amaneciendo con una persona que no tienes más de doce horas de haber conocido. No recuerdas mucho, solo pasajes en los que tienes que hacer un esfuerzo descomunal para recordar lo que pasó.

Lo cierto de todo es que uno de los dos sale perjudicado, en ese juego donde juegan tres. Uno pierde, por goleada, pero pierde. Otros luchan como guerreros para no perder, pero es inevitable. Otros sólo se rinden y terminan más rendidos de sí mismos. A todo esto, lo que diga yo no es la verdad pura. Hay muchos que aprenden y otros que tardan más en aprender pero al final es eso. Equivocarse y levantarse.

jueves, 3 de abril de 2008

ARMADURA DE ROSAS

Hola.

Es lo primero que escribiré, así que trataré de no aburrir a nadie. Es la primera vez que tengo un blogg, es la primera vez que me rindo ante la teconología, es la primera vez que muchos y muchas verán o leerán lo que escribiré, es la primera vez en que digo todo lo que digo.

Gracias